martes, 26 de octubre de 2010

La derecha y sus perversiones


Por Arturo M. Lozza

Cuando meses atrás comenzaron las denuncias por la designación del hoy procesado comisario Jorge “Fino” Palacios al frente de la Policía Metropolitana, Mauricio Macri pretendió escudarse aduciendo que esa elección la había tomado luego de consultar con la Mossad y la CIA, las dos organizaciones de espionaje y crímenes políticos con más trágica fama del planeta. Casi ningún medio de comunicación le dio mayor relieve a ese reconocimiento del Jefe de Gobierno porteño, pero el hecho era y sigue siendo gravísimo, era reconocer la intervención de esas centrales de inteligencia en la designación de figuras claves del aparato represivo, algo que, por lo menos, es un atentado a nuestra soberanía y una intervención directa en los asuntos del país.
Obvio que la CIA daba el espaldarazo al “Fino” ya que este se había desempeñado anteriormente como jefe de la sección antiterrorista de la Federal, un aparato en constante vinculación con la “inteligencia” de los Estados Unidos.
Lejos de diluirse aquella revelación de Macri, hoy adquiere la misma un mayor andamiaje al verificarse, en el marco de la investigación legislativa sobre escuchas ilegales, las compras directas y secretas por parte del Ministerio de Justicia y Seguridad porteño de material sofisticado destinado a tareas de espionaje con destino a la Policía Metropolitana, cosa expresamente prohibida tanto en la Constitución Nacional como en la de la Ciudad Autónoma.
Estas pistas no hacen más que revelar un accionar típico de la derecha con ramificaciones en el exterior. Si esta infiltración de hombres de confianza de la CIA y otros services extranjeros estaba perpetrándose en la Policía Metropolitana, ¿acaso no estará ocurriendo desde hace tiempo algo similar en otras fuerzas? ¿Si Macri consultó a la CIA para la designación del “Fino”, cómo, por ejemplo, imaginarse que Menem o De la Rúa hayan hecho algo distinto? ¿No estaremos acaso ante organismos “de seguridad” infiltrados en lugares claves por elementos capaces de ser utilizados por la derecha, por el imperio o los neoliberales vernáculos, con fines de desestabilización y golpe? ¿Qué antecedentes tienen y quiénes son los miembros de la policía que dejaron la zona liberada para que se cometiera el crimen del 20 de octubre?
No hacer este análisis y no investigar al respecto, sería caer en posturas ingenuas que pueden costar carísimo. Que lo diga, si no, el presidente Rafael Correa de Ecuador que debió ahogar recientemente una intentona golpista con epicentro en la policía.
No hay dudas que una serie de medidas tomadas por el gobierno de Cristina Kirchner están elevando la cuota de odio entre grandes empresarios. No olvidemos, además, que para Washington, la Argentina es sitial “inseguro” para inversiones. No le gusta a la derecha y a quienes son funcionales a ella, la Ley de Medios, la liquidación del negociado de las AFJP y el proyecto de distribución de una parte de las ganancias empresarias entre los trabajadores. En este marco es que los ejercicios de desestabilización por parte de la derecha están a la orden del día. Y yo creo que el asesinato de Mariano Ferreyra debemos encuadrarlo en este momento especial.
El crimen ha sido algo premeditado y la patota de José Pedraza ha sido la ejecutora. Por supuesto, hay muchas conclusiones políticas que se pueden hacer, pero no dejemos en segundo plano el encuadre golpista, máxime teniendo en cuanta que la derecha no solo está en el aparto de “seguridad”, no solo es partidaria, no solo tiene el control monopólico de los medios de comunicación, no solo maneja segmentos importantes de la economía y las finanzas, sino que está también profundamente enraizada en el Poder Judicial. Es más, la derecha está presente en algunas dependencias de gobierno, en varias gobernaciones y en el propio Frente para la Victoria. Y está esperando el momento propicio para dar un zarpazo.
Llegar hasta los tuétanos en la investigación del asesinato de Mariano y castigar a los culpables materiales e intelectuales, debería ser parte de una firme determinación por desenmascarar la intentona desestabilizadora de la derecha.